"Cortarán las flores, pero no detendrán la primavera"
P. Neruda

sábado, 18 de diciembre de 2010

El movimiento social en los 70´s




“Lo terrible, lo terrible de verdad es que venza el miedo.
Lo terrible es que no entiendas que el precio de la libertad no es nada al lado de la represión…”
Oscar Fuentes, estudiante de la UTE asesinado en dictadura

Cuándo decidimos hacer el trabajo final del ramo sobre el movimiento social chileno durante la década de los 70´s, pensamos inmediatamente en un documental que si bien se estrenó con anterioridad en diversos países, solo en 1996 se pudo ver completa en Chile. Resabios dictatoriales que la Concertación mantuvo en las estructuras de control y censura. Sin dudas hablamos del filme de Patricio Guzmán “La batalla de Chile”, un documental de tres capítulos que narra los hechos acontecidos en nuestro país durante el gobierno de la Unidad Popular y el posterior golpe de estado que derrocó al presidente Allende.
Ahora, para ver el documental decidimos que debíamos ver el documental en un aparato de DVD, como corresponde, ya que en Internet la calidad nunca es buena y siempre pasa algo. Así de decidimos comprarlo “cunetiao”.
El plan era perfecto, comprábamos el documental en el persa Bio-Bio y nos íbamos a verlo a la casa de alguno de los dos. Optamos por la casa de Salvador, ya estaba más cerca del Persa y ofrecía otros componentes para desarrollar el trabajo de manera más “fluida”.

Cuándo al fin llegamos a ver el documental, después de una larga caminata bajo el sol de diciembre y pocos cigarrillos en los bolsillos, nos llevamos una tremenda decepción.
El CD estaba en blanco. Ni una imagen, ni una foto, ni un rastro de “La batalla de Chile”. Maldecimos nuestra suerte, nuestro agilamiento masivo y nos retorcimos pensando en qué podríamos haber hecho con esos tres mil pesos.
Igual al final vimos el documental por Internet, con un audio desastroso, la baja calidad de la conexión y las constantes demoras producto del  protector de pantalla en nuestra contra.
Una vez vista, casi en serio casi en broma, el comentario fue uno: “qué cuático”.
Cuático todo, desde el proceso mismo de la Unidad Popular hasta quienes respaldaron la dictadura impuesta una vez destruido ese proyecto.
Y es que nos parece un Chile tan lejano, tan diferente a lo que nos toca vivir hoy, casi cuatro décadas después, pero al mismo tiempo sabemos que nada de lo que es Chile hoy sería sin ese evento negro. Somos hijos de la Concertación, que no es más que un hijo ilegitimo de la Dictadura.    

 Creemos que los 70´s es una década donde toda la lucha del movimiento social chileno desencadeno en un proyecto concreto, algo iluso tal vez, pero concreto.
Nunca como en la Unidad Popular el pueblo vio reflejados sus   intereses en las acciones de quienes gobernaban este país que siempre les dio la espalda.
El proceso político del movimiento social chileno creció y se desarrollo durante el sg XX, a la hora de definiciones cabe mencionar una “El proceso político del sg XX, del que somos herederos, bien puede ser definida como el de progresiva democratización de la sociedad, a partir del desarrollo de los movimientos sociales populares y de sistemas de partidos políticos. Proceso complejo, si se tiene en cuenta las profundas diferencias sociales que han caracterizado a la sociedad y la relativa apertura del sistema institucional para acoger aunque muy parcialmente las demandas de justicia social que provenían de los movimientos de base” (Mario Garcés, 2003).
En los 70´s, ese sueño de justicia llego a su punto culmine, pero poco después cayó de manera estrepitosa para permanecer en el suelo durante un largo tiempo.
El “poder popular”
En su proceso de formación del movimiento popular, la UP significo el punto máximo. Era la gran oportunidad de los postergados. Durante la década anterior la movilización social presionó a la elite gobernante en incluirlos a la hora de planear Chile, la DC entonces, lanzó su programa de “revolución en libertad”, pero Frei Montalva, su impulso, se veía sobrepasado por las demandas y las movilizaciones populares. Nunca el pueblo obtuvo tanto, pero también nunca como en la UP la actividad del pueblo generó temores a grados de terror, nunca visto antes en la sociedad chilena, cuando los viejos miedos se multiplicaron y fueron eficientemente exacerbados por la prensa de la derecha.
 
Durante la UP la tensión histórica del movimiento popular se hizo más radical. Ahora el pueblo contaba con el gobierno como un aliado en sus luchas, pero el gobierno sería muy pronto sitiado por los poderes tradicionales, tanto externos como internos y entonces el movimiento popular se vería atrapado en la disyuntiva de seguir los ritmos y los tiempos del gobierno (es decir, del cambio institucional siempre trabado y de la negociación política, cada vez más difícil de concretar) o confiar y acelerar sus aprendizajes de autonomía para afianzar y expandir sus posiciones de poder en la sociedad. La coyuntura que hizo expresivas estas contradicciones fue la que va desde el paro de octubre de 1972 hasta la mañana del golpe de Estado, el 11 de septiembre de 1973. (Mario Garcés, 2003)”.

En este periodo la derecha aliada de los principales gremios del país pone en marcha un programa para desestabilizar el gobierno encaminada a provocar el golpe pero con el apoyo de la población; pero el pueblo reacciono a favor  de Allende y lucho por no permitir que la sedición se apoderada de ese proyecto parido a sangre y fuego. Pero esto marcó un quiebre en varios sectores del movimiento social, que encontraba en el gobierno un aliado algo timorato y que no se encontraba con el concepto de “poder popular” levantado por gran parte de la base social. Aquí es cuándo todo parece irse al carajo. Encontrábamos en el país una derecha golpista y a una izquierda con el movimiento social fraccionada. Condiciones más que óptimas para que la sedición y el dinero del norte inmiscuyera sus manos en un país olvidado del sur.”La división de la Izquierda, por su parte, era expresiva de los viejos problemas estratégicos no resueltos por el propio movimiento popular, entre otros el de su propia autonomía frente al Estado, de tal suerte que el golpe lo sorprende sin las orientaciones capaces de enfrentar la emergencia que se le venía encima” (Mario Garcés, 2003).

En palabras de los protagonistas encontramos un documento describe perfectamente la situación:
“Antes, teníamos el temor de que el proceso al socialismo se estaba transando para llegar a un gobierno de centro, reformista, democrático burgués que tendía a desmovilizar a las masas o a llevarlas a acciones insurreccionales de tipo anárquico por instinto de preservación. Pero, ahora, analizando los últimos acontecimientos, nuestro temor ya no es ese, ahora tenemos la certeza de que vamos a una pendiente que nos llevará inevitablemente al fascismo” (Carta de Salvador Allende a la Coordinadora de Cordones Industriales de Santiago, 5 de septiembre de 1973)
Y así, se escribió el destino que todos conocemos.
Este destino mostró la debilidad de nuestro sistema democrático y de sus instituciones, pero por sobre todo la incapacidad de nuestra izquierda de aunar criterios y formas con quienes dicen son su lev motiv, la gente y su organización, el movimiento social.
Durante los primeros años de dictadura el movimiento social chileno retrocedió enormemente, llegando a casi desaparecer. La represión de los nuevos gobernantes de facto impuso un miedo tremendo a organizarse y a ser pueblo.
La segunda mitad de los 70´s son un periodo negro y poco olvidables para el movimiento social chile, en este periodo y mediante  el Decreto Ley 512 se  constituye formalmente la DINA (el 15 de junio de 1974), agencia de inteligencia gubernamental que sembró el terror en la población con sus detenciones y posteriores desapariciones o ejecuciones. La institucionalidad democrática estaba completamente fracturada, tanto así, que en 1974 mediante el Decreto Ley 527, Augusto Pinochet se convierte en "Jefe Supremo de la Nación", anulando todo poder democrático popular u oficial en el país.
Bajo este contexto la movilización social debe replegarse y reorganizarse. Los partidos y organizaciones tradicionales habían fracasado en su intento de llevarnos a la consecución del “paraíso terrenal” prometido en el Himno de la Internacional Comunista mediante la empanada y el vino tinto, y los sueños de un mundo mejor debieron guardarse un tiempo, por lo hasta que la rabia y el sentimiento de justicia fuera mayor al miedo y al dolor.

Sin embargo, es en este periodo dónde encontramos los gérmenes que darían origen al movimiento social de los 80´s, que en gran parte es responsable de la caída de la Dictadura.
De la represión y aniquilación del movimiento social tradicional (campesino, obrero, estudiantil) nació y se forjo la lucha del pueblo chileno contra la Dictadura de Pinochet. Pero para esto tendría que pasar la década entera, e incluso parte de la otra, cuando en 1983 las organizaciones y la movilización social vuelve a ser actor protagónico de la realidad política chilena.
Cuático. La expresión señala algo raro, extraño, particular. A riego de sonar simplista, creemos que es la expresión que mejor define este periodo en la historia del movimiento social y en la propia historia de Chile. Una historia que buscamos difundir a través de este trabajo, para que en Chile exista la memoria, para que en Chile alguna vez nos dejemos de entrabar el camino hacia nuestra propia felicidad con zancadillas entre personas que compartimos un ideal y derrotemos este miedo conformista imperante en nuestra generación. Finalmente, y a modo de reflección, una cita de Salvador Allende: “¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!
¡Viva el movimiento social!

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Las imagenes utilizadas son las siguientes:
Imagen uno: Portada del LP "Venceremos" del Sello Alerce
Imagen dos: Estadio Nacional de Chile, 1973. Marcelo Montecino © 1973
Imagen tres: Gente esperando la utopía, 1972.  Claudio Pérez.© 

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